Sin rumbo

Realmente me asustaba estar sola caminando por las calles de Boston. Hacía apenas dos semanas que conocía parte de la historia de C.A.O.S., de los Sicilianos y demás organizaciones. Mis padres me habían mentido durante casi dieciséis años acerca de lo que eran ellos y de lo que era yo. Ni siquiera me explicaron por qué huíamos, ni siquiera el día en que murieron, ni siquiera se atrevieron a decirme nada; solo que debía huir y que "todo el mundo vive por algo".
Seguí caminando apenas media hora más, escuchando la música lo más alto que podía, pues los recuerdos aún me agobiaban. A no más de cien metros pude divisar una casa abandonada. Me acerqué lentamente y la estudié. El primer piso parecía estable, el segundo no tanto, el jardín estaba lleno de plantas venenosas y cucarachas; pero en esos momentos no se podía permitir ningún lujo. Debía encontrar un trabajo, alguien que le pudiese explicar qué era la locura en la que vivía ahora.
Pero en esos momentos, lo que tenía que hacer era descansar. No dormía bien desde hacía demasiado tiempo…

Runaway estuvo toda la noche moviéndose dentro de su saco de dormir. No deseaba nada más que salir de aquella pesadilla. El problema era que no era ninguna pesadilla, sino sus recuerdos.
“-¡Runaway! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Has de irte! ¡Venga!
-Pero papá, mamá no está… ¿Y tú qué harás aquí solo?
Runaway se asustó al nota que su padre le hablaba tan rápido que a ella le costaba entender lo que le decía:
-Hija, has de encontrar a alguien en quien confiar, debes cuidarte de aquellos que conozcas, algunos te herirán, hija mía. Pero recuerda que las apariencias engañan, y que tú eres lo suficientemente inteligente como para saber si debes confiar en alguien o no.
-Pero… ¿Me dejáis? ¿Os vais?
-Hija-su padre estaba verde, a punto de morir en sus brazos, ya tenía la voz ronca-, solo soy un humano. Pero tú eres más que eso, eres especial. Cuida a los que ames… Oh, no llores, pequeña. Estaré siempre contigo… Sólo prométeme que…”
Se despertó sobresaltada, con un nudo en la garganta y con lágrimas en los ojos. Encendió su mp3 decidida a acallar sus sentimientos. No quería pensar más, ni sentir nada más. Una canción del año 2011, de cuando sus padres eran jóvenes, empezó a sonar; Saving me, de Nickelback. Sabía la letra de esa canción, y como su madre le decía antes, Runaway tenía una voz suave y melodiosa; así que cantó en voz bajita hasta quedarse dormida.

No había salido el sol cuando Runaway sintió una onda en el aire. No, una no, eran por lo menos dos o tres. ¿Quiénes o qué eran? Ni lo sabía ni le apetecía saberlo. Se concentró y logró descubrirlo: eran dos personas, no iban mucho más armada que ella, y estaban lo bastante lejos como para que le diese tiempo a huir. A no ser, claro, que la vieran e intentaran seguirla. Aún no se le daba bien controlar sus poderes y ponerse nerviosa sólo haría que emanara de la tierra un chorro de agua hacia los atacantes; que aunque los despistaría bastante, la debilitaría a ella, y eso no le convenía. Debía irse de allí cuanto antes.
Metió desordenadamente las cosas en su mochila y salió corriendo, olvidándose su mp3; en el cual estaba su nombre y el de su padre.

Mi oído derecho captó un sonido procedente de la casa abandonada. La leyenda contaba que allí vivia una pareja muerta que tiempo atrás se habían suicidado al darse cuenta que no podrían compartir su amor, ya que les separaba miles de quilometros. Chorradas, cuentos para tenerle miedo a algo. El amor no exístia y eso yo lo sabía muy bien.
-Allí.
Una simple palabra mia hizo que mi compañero y yo salieramos de caza. Nos habían encargado esta vez una humana. Querian hacer algo con ella después, no estoy muy segura el qué, pero no me importaba. Mi trabajo era traersela, viva o muerta, y lo que hicieran después con ella ya no era asunto mío.
Olisqueé en el aire. Era un gesto típico que se relacionaba instintivamente con los animales, licántropos normalmente, pero ese gesto tenía sus ventajas, asi que lo adoptamos. Simple y fácil.
Había partículas humanas por todas partes, pero se mezclaban con otras un poco más densas, no sabía distinguir de donde podrían proceder, ni cómo habían llegado hasta allí. Tampoco me importó, olía a humano, y eso es exactamente lo que tenía que matar.
Recorrimos la distáncia que nos separaba de la casa a gran velocidad y con cautela. Dentro estaba oscuro, nada que me impidiera ver con claridad. Mi compañero se quedo vigilando la parte de abajo cuando yo subí al siguiente piso. Ese no estaba tan estable con el otro. El polvo seguia volando en el aire, cómo si alguien la hubiese meneado en un intento desesperado por huir. Genial, había perdido de vista a la presa. De bajo de la ventana el polvo empezó a depositarse en el suelo limpio, donde, fijandome bien, descubrí que alguien había dormido allí, su silueta sin polvo le delataba. Algo llamó mi atención, allí, en el suelo, un objeto brillante reflejaba los destellos de la luna. Era un mp3. Lo cogí, mirandolo fijamente y con una sonrisa letal en la boca: Runaway Fernandi y Will Fernandi. Tenía la pista necesaria para encontrar a la humana. En ese momento mi compañero entró a la habitación, con la boca abierta, iva a decirme algo absurdo cuando le lancé una de mis estacas de mi cadera directa al corazón. Cayó hacía atrás, pudriendose y quedando su cadaver en alta descomposición, como el aspecto que debería de tener si lo hubieran matado siendo humano. ¿Que por qué lo maté? Yo trabajo sola, además, me estaba empezando a caer bien, y eso yo no lo podía consentir.

Runaway corrió todo lo que sus piernas le permitían. Debían faltar al menos un par de horas para el amanecer, aunque poco le importaba a ella. Debía huir, debía correr… No podía detenerse…

Entonces cayó. Las lágrimas se le subieron a los ojos al pensar en la última vez que había corrido así de rápido: la muerte de sus padres. Aún no lo entendía: ¿por qué alguien querría hacerles daño? Ellos solo trataban de buscar una solución a las mutaciones para que todos pudiesen convivir sin herir a nadie, ellos solo buscaban la paz… ¿O no?

La joven pensó en todas las extrañas visitas que recibían sus padres y en lo deprisa que huían de un lugar hacia otro del planeta para que no los encontraran. ¿Era posible que sus padres no hicieran lo que decían?

-No-dijo cortantemente Runaway en voz alta.-Mis padres eran buenos.

Secó sus lágrimas. No iba a fallarles de nuevo. Su padre confió en ella y le dio la oportunidad de huir para que pudiese seguir con vida; no iba a ir de un sitio a otro huyendo de algo que ni siquiera sabía lo que era. Si la seguía, sabría qué y quiénes eran ella y sus padres. Lo único que la chica deseaba era la verdad. Así que preguntaría a su perseguidor. Claro que primero debía relajarse. Por lo que notaba en el viento, su cazador llegaría en unas dos horas si seguía caminando tan lento como iba hasta ahora; aunque entonces, ese pensamiento le hizo preguntarse otra cosa: ¿confiaba ese cazador tanto en sus habilidades que no necesitaba correr para atraparla? Un escalofrío la recorrió entera. Por su bien, mejor sería que no.

Apenas una hora y media después, la joven Runaway, de dieciséis años, estaba de pie en medio de una calle desierta esperando a su cazador personal. Sus instintos le decían que él ya sabía que estaba allí y que caminaba un poco más rápido en su dirección. ¿Creía que estaba muerta o qué?

Pero aunque estaba preparada para lo peor, se sorprendió al ver a una joven de su edad más o menos, con una mochila cargada al hombro y –esto la asustó más que las oscuras facciones de su rostro- olía a sangre. Entonces se dio cuenta: era una vampira.

Oh, Dios... ¿Dónde me he metido?

OFF:Parecemos hermanas por los avatares, ¿no crees? Ah, por cierto, intenta no magullar mucho a mi pobre, pobre personaje, ¿vale?

Mi trajecto hasta la humana había sido un poco lento. Sabía que me estaba esperando, asi que no me di prisa. Me permití el lujo de ir alimentandome por el camino, para ser más fuerte y preparame para la batalla, aunque esto era una escusa; sabía que una humana no sería un gran esfuerzo para mi, pero me apetecía beber. Humana o no, una podía ser alcholica si quería, sea con ron o con un líquido rojo y algo de grumitos. Para ese día, como cualquier otro, me había puesto un conjunto negro, realzando mi tez blanca, facciones oscuras y mi pecho. Mi camiseta negra y rota por diversas peleas le daban un toque gótico a mi imagen. Unos pantalones negros se amoldaban a mis piernas, conjunto con mis botas de aguja también negras. Y mi mochila, mi dulce mochila, que contenía tantas armas como sangre en bolsas. Mi pelo, necho azabache ondulado, realzaba mi rostro dando una imagen más terrorífica de mi.
Una hora y media más tarde localicé a la humana. Ella, de una edad similiar a la mía humana, era tan pálida como yo, quizás un poco menos. De la misma estatura y parecidas físicamente, me contemplaba un poco horrorizada. La verdad es que sabía fingir muy bien, pero su compostura la delataba. Vestía de una forma similiar a la mia, un poco gótica, pero ella seguía su propio estilo, cosa que le daba cierta categoria.
Después de un scanner procedente de las dos decidí pasar a la acción. Sería algo rápido y sin derramar mucha sangre, ya que por su arrogancia no creía que pudiera dejarla inconsciente sin que llamara la atención por todo el vecindario de alrededor. Dejé caer mi mochila con un sonido seco al suelo, a la vez que sacaba mi espada, también negra, preparada para quitar la vida por dinero.

Runaway escribió:OFF:Parecemos hermanas por los avatares, ¿no crees? Ah, por cierto, intenta no magullar mucho a mi pobre, pobre personaje, ¿vale?

OFF: ¡la verdad es que si! Por cierto, lo de que no olias todo a humana es por que eres híbrida, que lo tengo todo pensado, no es porque te habías tirado un pedo o algo.
Mi personaje mola, ¿a que sí? Sabes que sí.


PD: no he podido escribir más porque mi madre me ha mandado que limpie la habitación.

OFF: La verdad es que sí que molamos xd Y no, no me tiré ningún pedo jajajaja... Sólo quería que supieses que los de este foro se han ido a otro, y decía que este era como nuestro foro privado porque no hay nadie... jajaja!

Runaway vio a la joven cazadora delante de ella, a tan solo unos metros de distancia. Pero justo cuando iba a decirle algo, ella sacó su espada, una negra y terrorífica espada que parecía hecha por un asesino a sueldo para un asesino a sueldo.
Arg. Odio las armas...
Podía notar el agua bajo sus pies, llamándola desesperadamente; queriendo que la usara para su defensa. ¡Eso! Debía defenderse, no atacar.
Aún nerviosa, invocó con el pensamiento y lentamente al agua que había a su alrededor. No iba a pelear, pero eso no significaba que fuese a morir tan fácilmente.
Se agazapó. Si la cazadora iba a matarla, antes tendría que aprender a esquivar el agua y el viento.

OFF: Ahora si quieres hacer tú la lucha escríbela y si no, no importa la hago yo

OFF: sabes que eres mejor que yo haciendo la escena de lucha, asi que ya sabes....
PD: cuidado con mi personage que ha costado mucho criarlo.... asi que no me lo maltrates mucho
PD": me he dado cuenta que tú escribes en tercera persona...y yo en primera. No em había dado cuenta... u.u....

OFF: Yo sí que me había dado cuenta. Pero me apetece escribir en primera a partir de ahora... Aunque quedará un poquito raro... Haré la escena en cuanto acabe con nuestro foro. Te quiero!

es verdad !! entonces lo estas haciendo de verdad?? O.O.....
seremos als dos las jefas guays? O.O....

La cazadora blandió su espada al tiempo que corría hacia ella. Runaway se concentró aún más, y en el momento oportuno; justo cuando ella estaba a punto de cortarle el cuello, una ráfaga de aire la echó hacia atrás, aun así le cortó un mechón de pelo –y eso que Runaway tenía unos reflejos increíblemente felinos-. Asustada, Runaway intentó hablarle:
-¡Espera! ¡Para!
-He de matarte.
Simple, cortante, letal. Iba a matarla.
Sin detenerse, la joven se puso a su espalda y casi consigue clavarle la espada en el estómago de no ser porque un chorro de agua salido del suelo le mojó la cara. Sabía, por lo que lo había oído por ahí, que a los vampiros no les gustaba el agua. Así que era verdad, por lo que observó. La joven vampira se tocaba la cara desesperada, seguro que era como el fuego para Runaway. Cuanto más lejos estuviese, mejor.
De repente se acordó de una técnica que ayudaba a los jóvenes como ella a huir de las peleas sin herirse ni luchar. Eso era lo que quería… Aunque tendría que gastar muchas energías y no era bueno quedarse en un sitio tan público como era una fuente para vencer y atrapar a alguien.
La había cabreado. Y mucho. Lo sabía, y estaba feliz por ello. Era bueno que estuviese así, ya que los sentimientos entorpecen a los guerreros. La cazadora estaba cabreada, y ella acojonada. Ahora, estaban en las mismas condiciones.
Runaway corrió hacia una casa medio en ruinas que estaba cerca de allí. La cazadora la siguió, y fue por detrás de ella únicamente porque Runaway usaba el viento para hacerla retroceder, si no, seguro que ya la habría agarrado por el cuello o algo así.
En cuanto ambas entraron en el edificio, el viento cedió y dejó a la cazadora en paz. Runaway esperaba ver cualquier mirada de odio o de venganza, pero en sus ojos solo había respeto. Se quedó momentáneamente en blanco, tiempo que su atacante aprovechó para ponerle la zancadilla. Cayó al suelo con estrépito y finalmente la cazadora puso su negra espada en su yugular. Runaway no se atrevía a tragar por si acaso eso hacía que la espada le cortase el cuello más rápido.
Pero para su total sorpresa, ella le apartó la espada del cuello y dijo:
-Creo que me equivocado de persona. Buscaba a una humana, no a una swid. Aunque por tu olor… ¿eres mestiza?
-…
-¿Te ha comido la lengua el gato, Mestiza? No te vayas a mear encima…
Eso sí que ofendió a Runaway y la armó de valor –imprudencia- para decir:
-Soy mestiza, sí. Y perdón si me asusto porque una tía que no conozco de nada me apunta con una espada. Es que me suelo asustar por menos-acabó fulminándola con la mirada.
La otra joven sonrió.
Está loca, pensó Runaway.
-Esto es tuyo- dijo simplemente, tendiéndole su mp3.
Eso la hizo bajar la guardia. Esa chica, que había intentado matarla y que parecía que tenía un puño americano o una granada de mano en lugar de un corazón -por muy vampiro que fuese ese corazón-; le había dado algo que ni recordaba haber perdido u olvidado.
Sonrió sin pensarlo hacia la joven mientras agarraba su más preciada posesión.
-Gracias, muchas gracias. No sabes lo que significa esto para mí… De verdad, gracias.