De regreso

Años habían pasado desde que pisaba España, el estar de regreso en el lugar que me vio crecer me agradaba. Con la mochila colgada al hombro, y la espada envainada en mi cintura y una capa por encima caminaba por las calles de Madrid. La razón por la que me encontraba allí era que había sido enviado en una misión que, de momento, era un secreto.

Como niño que en sus manos tenía un juguete nuevo miraba a la ciudad con alegría, era una de las pocas oportunidades que había tenido para venir a España, así que las disfrutaría pal máximo, siempre cumpliendo con mis responsabilidades, claro está.

El tiempo no es que fuera bueno, mas bien, todo el cielo se cubría de nubes negras, signo de que en cualquier momento la lluvia azotaría la ciudad. Ni se me cruzó por la cabeza acelerar el paso, la lluvia me gustaba, solía trasmitirme tranquilidad, así que seguí con paso normal, con el mismo que traía. Mientras que el resto de a gente aceleraba el paso o , simplemente, se refugiaba.

Definitivamente la ciudad me gustaba, la gente era alegre y despreocupada, teniendo en cuenta la situación mudial, claro...

Cuando las primeras gotas cayeron sobre la ciudad, gruesas y pesadas, decidií que ya era hora de volver a Sicilia. Bajé de un salto del borde de la fuente y choqué con alguien.
-Scus... Perdón- rectifiqué. Mi español era bastante bueno, ya que me habían destinado muchas veces a América latina.


Off: Siento haber tardado tanto >.<

Respiré profundamente al sentir las gotas caer. Sin duda adoraba la lluvia y prefería mil veces un día de lluvia que un día soleado.
Iba tan distraído que no me daba cuenta por donde iba y cuando choqué con alguien fue cuando volví a la Tierra.
-No, perdóname tu a mi. Iba distraído.- dije disculpándome con tono educado.

Off: No pasa nada (= xD

Dudé en si decirle que sí o que no. Su rostro no me sonaba de nada.
-Así es. ¿Y tú? -finalmente opté por decirle la verdad.

Al oír que pertenecía a los Sicilianos la imagen del día de mis padres se cruzó por mi mente. Había sido entrenado para formar parte del C.A.O.S, los cuales luchaban contra los Sicilianos. No sabía como reaccionar, no sabía qué hacer, mentira, si sabía lo que debía hacer si me encontraba con un Siciliano. Las ordenes eran claras.

Su forma de actuar me descolocaba. ¿Cómo es posible que una miembro de los Sicilianos se comportase de esa manera delante de un None? ¿Tramaba atacarme cuando estuviera distraído? ¿O dejaría las cosas estar sin que nuestras organizaciones influyeran entre los dos?
Todas esas preguntas cruzaron por mi mente en una fracción de segundo. No sabía cómo debía actuar.
Estaba de servicio y técnicamente debía llevarla a la base del C.A.O.S, pero si oponía resistencia tendría que acabar con ella. Eso era el problema, nunca antes había matado a nadie... por muy Sicilianos que sean o por mucho que odie a estos.
-Sí, estoy aquí.- respondí ladeando la cabeza, tratando de pensar rápido que hacer.

-Lo siento... Me quedé pensando.- se disculpó y finalmente decidió lo que iba hacer. De momento haría como si no pasara nada, luego...bueno, ya pensaría en ello a medida de como vayan las cosas.