Maldita sed.

Impaciente, con la palma de la mano golpeé la pared de aquel ruinoso edificio, provocando un pequeño desrrumbamiento y un hundiimento en la pared. Frustrada, grité e intenté llorar, pero las lágrimas ya no fluían de mis ojos; hundí la cabeza entre los hombros, cerrando las manos en puños, apoyándome en la pared, por un momento intentando dejar la mente en blanco, sin conseguirlo. Miles de imágenes acudían a mi cabeza, algunas alegres, otras tristes, pero estaba viva, mi corazón latía, necesitaba respirar, ya no.
Me dejé caer en el suelo, recogiéndome en un ovillo. Pero antes solté la mochila y me abracé a ella, balaceándome hacia delante y hacia atrás.

la pequeña caminaba con cuidado abrazada al oso blanco de peluche. el estomago estaba encogido y le rugia por el hambre. vislumbro a una chica llorando, que habia descuidado su mochila. la niña dudó, pero el hambre la impulso a acercarse con cuidado y urgar el la mochila en busca de algo que llevarse a la boca.

Oí unos pasos, ligeros, pequeños y cortos, que no me preocuparon, hasta que descubrí que se habían acercado hasta mí, o mejor dicho, hasta mi mochila. Sobresaltada me di la vuelta y comprobé que era una pequeña niña, de unos cinco años, o así. Al principio sentí pena, pero después olí su sangre, que se desplazaba, por sus arterias y venas y sentí, sed, mucha sed.
Mis colmillos crecieron, sin yo poder evitarlo y un furioso rugido, creció en mi gargante.

-Deberías alejarte.-Conseguí murmurar.-No encontrarás nada...-Expliqué en un tono más bajo.

Pero por otro lado aquella pequeña niña me daba tanta pena, que no fui capaz de amenzarla, o de gritarle.

la niña saltó hacia atrás, pero tropezó con una piedra y cayó al suelo. aterrorizada por lo que le pudiese pasar, destapo la cantiplora plateada que llevaba en el cinturon y ordeno al "agua caliente" que se situase delante de ella como un muro de un millar de gotitas de acido, dispuestas a calcinar a cualquira que la atacase. alli se quedo, tendida en el suelo y abrazando con fuerza a su osito, mientras el corazón parecia salirsele del pecho y sus ojos se aguaban.

Observé los movimientos de aquella niña, tan insegura y asustada, que aquello pudo más que su sangre agolpándose en sus mejillas acaloradas y en sus piernas, dispuestas a huir, en cualquier momento.
Vi como ella destapó la cantimplora con ácido y gracias a aquella habilidad, la dispuso como una especie de cortina, que nos separaba.

-No temas, no te haré daño.-La intenté tranquilizar, después conseguir que mis colmillos volviesen a su tamaño, "humano".

Se confió ante sus palabras, pero, recelosa, mantuvo el agua caleinte a su lado, como una esfera que levitaba a su alrededor. abrazandose a su osito, se acercó timidamente a la mujer.

Le ofrecí mi mano, para que la tomase. Evalué a aquella pequeña niña, con una sonrisa dulce en los labios, pero inmediatamente, un montón de preguntas acudieron a mi mente.

-¿Por qué estás aquí, tan sola?-Le pregunté a aquella niña de unos cinco años de edad.

-¿Y cuál es tú nombre?-Realicé otra pregunta, de nuevo.

la niña se acercó a la mujer y estrecho timidamente su mano, con la esfera de ácido aún girando en torno a su cabeza, como si fuese el aro de un angel.
- me llamó Undomiel James....y...no se por que estoy aqui....- dijo con una voz dulce y timida, aguda por la edad hasta parecer la de un dibujo animado.

Sujeté suavemente, la mano de la pequeña niña que me observaba, todavía con aquel alo de ácido encima de su cabeza. Sonreí de lado, pensando en aquella ironía.

-Vale, Undimiel, yo soy Lilian.-Dije presentándome con una amable sonrisa en el rostro.

-¿Cuánto llevas sin compañía?-Interrogué informalmente a Undomiel.

la niña dudó, elevando la vista al cielo.
- no lo se... en que fecha estamos??

Miré a la niña, sin poder evitar el sentir pena, respondí a su pregunta con un hilo de voz.

-Estamos en noviembre, en el año 2050.-Le contesté.

-¿Dónde están tus padres?-Le pregunté con auténtica curiosidad.

Como alguien tan pequeño y tan dulce, puede estar tan sola en un mundo tan duro como este, pensé.

- pues...hace dos que estoy sola- anunció la niña, echando cuentas con ayuda de los dedos de la otra mano.- pero solo llevo un año de este modo.
al escuchar la pregunta de la joven, undomiel apreto mas su osito contra ella y se le aguaron los ojos.
- mi papa esta en el cielo... mi mama en el infierno

Se quedó asombrada de aquella respuesta y tremendamente triste. YO que estaba sufriendo mucho, por llevar dos semanas, o ni siquiera, llegaba, ya no estaba segura.
Observé su reacción y sentí la tentación de abrazarla, pero me contuve.

-Lo siento pequeña.-Murmuré recogiendo con el dedo índice de su mano una pequeña lágrima que había resbalado por su rostro.

la niña no se movió un ápice. desde el incidente con los hombres malos, no le gustaban las personas, ni que la tocasen... y menos en el cuello o la cabeza, ni en los codos... recuerdos dolorosos de sondas y vias intravenosas asolaban su mente.
bruscamente y sin ninguna razon aparente, se laparto de la mujer y saco un puñado de gominolas que se comio vorazmente. no eran muy energeticas, pero acallarian su estomago durante unas horas, hasta su siguiente comida. porque, definitivamente. IBA A CONSEGUIR COMIDA. o la niña no respondia de a quien pudiese morder.

Tras que la pequeña se separase de mí y con auténtica "desesperación", no encontraba la expresión exacta.

-¿Quieres,.-Tragué saliba.-¿Quieres que te ayudé a encontrar comida?-Le pregunté, incorporándome.

Undomiel nego con su pequeña cabecita, agitando los mechones a un laod y a otro freneticamente.
- puedo cuidarme sola... el agua caliente me consigue la comida...
dijo, mientras alzaba su pequeña manita para que la esfera de ácido se posase en ella, lo suficientemente lejos de su piel para no quemarsela.

-Pues, la verdad.-Le respondí.-Estás muy delgada, comes poco...-Afirmé, sacudiéndome el polvo de las rodillas.

la niña se sonrojo, y sin decir nada, se alejo corriendo de la mujer.

-¡Espera!-Grité hechando a correr tras ella velozmente, alcanzándola con rapidez y situándome a su lado, acompasando la marcha a la suya.-Tranquila pequeña, no quiero hacerte nada, tampoco quiero que huyas, al menos, déjame que te consiga algo de comida y algún lugar donde dormir...quiero ayudarte.-Le dije suplicante.

undomiel nego con la cabeza, y la esfera de acido, al sentir el tranquilo miedo de la pequeña, comenzo a girar al rebedor de ambas. undomiel ya habia sufrido bastantes malas esperiencias. no queria mas.

Suspiré desistiendo de aquella cabezota.-Como quieras.-Murmuré haciendo caso omiso de la bola de ácido.

undomiel arrugo su pequeña frente. no queria ser grosera. pero no queria problemas.
- lo siento señora, pero ya he tenido malas esperiencias....

-No te preocupes...solo quiero ayudar, o...quería.-Comenté sin muchas ganas, me empezaba a doler la cabeza.

undomiel se acerco a ella y le puso una compresa de agua helada en la frente al ver que la joven hacia gestos de dolor.
- s elo agradezco, pero no, gracias...

Sonreí agradecida a aquella niña.-Gracias...ultimamente tengo muchas jaquecas...-Comenté sonriéndole.-Y...ya que no necesitas ayuda.-Sonreí.-Pero, ¿me dejarías estar un ratito más contigo...?-Le pregunté tímida.