Dichoso tiempo libre...

Acababa de llegar de una misión fácil, relaccionado con un asunto de tráfico de armas en Venecia; cansada llegué a la Sede de, Los Sicilianos y fui a mi cuarto, para dejar mis cosas y una nueva pistola que había comprado y que dejé escondida en un fondo falso de un cajón de mi mesilla de noche.
Fui hasta el baño con ropa limpia entre las manos y me di una breve ducha. Tras salir, pensé en acostarme para reponer fuerzas, pero decidí ir a los jardines. Salí de mi cuarto y me encaminé lentamente a los jardines, saludando a mis compañeros.
Cuando estaba abstraida, me percaté de Dana, mi compañera y amiga; me acerqué a ella, sonriente.

-¿Qué tal tú misión?-Pregunté, a la vez que me apoyaba en una de las barandilas de marmol que recorrían el jardín, dibidiéndolo en diferentes zonas.

-Igual que la mía, aunque fué cansada, cada día los traficantes se buscan sitios más recónditos para vender y comprar.-Comenté un poco indignada, aunque enseguida por mi rostro se extendió una sonrisa.-Yo quiero tener un poco de tiempo libre...igual me voy a California, por libre, para ver como me manejo sola, me gustaría vivir un poco alejada de Sicilia.-Le dije, sentándome a su lado, volteándome para mirarla a los ojos.

-Sí, California.-Reafirmé encogiendome de hombros.-Bueno, pero de todos modos, seguiría haciendo misiones, o eso espero.-Solté una carcajada.-Espero que no me repudieis.-Comente de guasa.

Inspiré hondo, la razón de ir a California era una completa sandez me daba vergüenza ajena ser tan infantil.

-Verás, cuando, conseguí que Anthony me contara algo de mis verdaderos padres, lo único que me dijo es que habían estado en California...-Expliqué un poco avergonzada.

Off: siento tardar tantísimo en responder, Anita, sorry.

-Lo sé, eres una gran amiga, aunque seas una mafiosa.-Dije bromeando, sonreí.-La verdad, no me quiero separar mucho, me da miedo, sois mi gente, mis amigos, mi familia y no sé que quiero realmente.-Dije sincerándome con mi amiga Dana.

-Tampoco me fío de Anthony, pero no sé, necesito algo, algo que me diga quien soy...-Dije agachando la mirada.

Off: Ya te vale ¬¬ xD

Medio sonreí cuando me llamó "mafiosa", era algo a lo que estaba acostumbrada.
Me quedé mirándola fijamente mientras hablaba, y me quedé callada varios sengundos después de que terminase.

-Si quieres te acompaño.- dije sencillamente.- Si eso te ayuda en algo...

La miré a los ojos y sonreí, un poco insegura.-¿Me, me acompañarías? ¿En serio?-Pregunté emocionada, nunca, nadie, escepto, Alex y Anthony, me habían cuidado así.-¿Harías eso por mi?-Volví a preguntarle atónita.

-Sí, la verdad, es que a veces se me va la olla un poco.-DIje sonriendo dejando que me revolviese el cabello.

-Aunque tú también haces locuras, ¿eh? que no te quedas corta.-Dije sacándole la lengua, burlona pero cariñosa.

La abracé con fuerza.-¡Amiguita, mía!-Reí, feliz.

Me reí.-Puff, entonces quiero ser como tú.-Dije imitando el tono de una niña pequeña.

La escuché atenta a la vez que seguía abrazándola.

-Sí, espero que Anthony, te de una misión.-Dije, más para mí que para ella.

Me quedé pensativa unos instantes, evaluando la situación, lo que venía por delante y lo que dejaba.