¿Rumbo a casa? [Libre]

Su "hogar" estaba en Dublín, eso lo sabía a la perfección. Así como también sabía a la perfección que no le gustaba estar allí, ni en el edificio al que llamaba casa cuando alguien le preguntaba por ella. No era por problemas estéticos, o porque la casa fuera fea. Sino porque era fría, vacía... aburrida. En definitiva, prefería vagar por el mundo a estar encerrado allí. Aunque sabía que debía ir de vez en cuando para asegurarse que aun estaba en pie al menos.

Vistiendo un largo sobretodo negro, que además de abrigarle escondía a la perfección a Garuru y a sus dos pistolas, caminaba de manera taciturna por las calles de otra ciudad que aborrecía, Bristol. Nada personal, sólo todas las ciudades le parecían aburridas.

En silencio, con las manos en los bolsillos de su gastada gabardina Sianne caminaba por las calles con un aire de depresión y de fastidio, impropios de ella. Suspiró mientras seguía caminando con aires desgarbados y cansados, muy cansados.
Practicamente llevaba todo el día caminando por aquel sitio, sin rumbo fijo, buscando algún lugar donde pasar la noche.
El simple hecho de estar allí es que le traía recuerdos y ella vivía de ellos, así que que mejor sistema para evocarlos que llendo al lugar donde pasaron.
Chutó una piedra y a la vez, como gesto de costumbre se apartó el cabello de la frente y los ojos.

Con cierto gesto de indiferencia y frialdad, miraba al rostro a cada persona que caminaba cerca de él. Desafiandolos, retandolos a que intentaran sostenerle la mirada por más de unos cuantos segundos. Sin embargo, nadie lo lograba. Todos desviaban la mirada al más mínimo contacto con sus verdes ojos.

Llevaba las manos metidas en los bolsillos del sobre todo, casi como ansioso. Por ninguna razón en particular, de hecho. Acababa de regresar de exterminar otro vampiro más, y aun sentí la satisfacción de haberlo hecho. ¿Cuántos había matado ya? ¿Cientos? ¿Miles acaso? Había perdido la cuenta hacia ya mucho tiempo.

Observó a un hombre que caminaba por la calle intimidando a las personas que caminaban por allí. Le miró disimuladamente desde lejos, caminando distraida. Ella caminaba en la dirección opuesta a la de él, con lo cual podía notar su fría mirada, que destacaba por ello mismo, por su helada mirada.
Al ir absorta en sus pensamientos, no se dio cuenta de que cada vez estaba más cerca de él y además en su misma trayectoria.
Cuando apenas estaban a dos pasos, de chocar, Sianne se da cuenta y frena en seco, sonrojándose y murmurando disculpas, quedándose como de costumbre, paralizada de nerviosismo.

-Deberías ver mejor por donde caminas- espetó con frialdad. Mantenía su helada mirada fija en su rostro, sin la más mínima intención de querer quitarla. Fulminandola, no porque casi chocara con él, sino porque así miraba a todo el mundo.

Sus palabras le golpearon al principio, pero después acostumbrada a aquel trato se encogió de hombros ligeramente apartándose de su camino.-Las personas se distraen...-Le espetó en voz baja, pero con contundencia.

-Sólo aquellas que son demasiado torpes- espetó él. A punto de comenzar a caminar de nuevo alejandose cuanto pudiera de ella.