Viajando a Moscú

Recuerdo del primer mensaje :

Había sido enviado a Rusia para otra misión de la cual tenía que informar de cómo iba avanzando otro grupo de C.A.O.S que se encontraba en Moscú averiguando sobre clanes Sicilianos.

Esa mañana de miércoles había llegado a Moscú con una mochila y bien abrigado, pues unos días antes del viaje me había informado bastante de clima. Y esa semana haría de máximo tres grados, y justamente hoy anunciaban nieve.
Con mi mochila al hombro caminaba por la Catedral de la Asunción.

Suspiró.
-Será mejor que duermas, ya es tarde y necesitas descansar...

Observó durante unos minutos como dormía, luego, cogió una manta y la tapó con ella. Después subió al segundo piso de la casa, fue hasta su habitación y ta y como iba vestido se tumbó en la cama donde se quedó dormido.
Mañana en la mañana partiría de Moscú a Alemania, base de C.A.O.S.

Había pasado casi una hora desde que se levantó, no podía dormir y por eso bajó. Tras cruzar por el salón salí de la casa y me dejé caer sobre un escalón de la escalera. Aun no amanecía, eran las seis de la mañana, exactamente. Dentro de una hora y media amanecería.
Me apoyé de lado contra a barandilla y me quedé en esa posición, viendo a la nada.

Giró la cabeza lentamente y miré a Aries.
- No podía dormir.- respondió con voz ronca mientras ladeaba a cabeza.- ¿Y tú? Deberías estar descansando.

-Me voy dentro de una hora.- anunció sin mirarla.- ¿Crees que te pueda servir mi ropa?

Me puse en pie.
-Está bien. Ven, mi ropa está arriba.- después de subir las escaleras esperé a que ella me siguiera.

Una vez en la habitación fue hasta su maleta y sacó un vaquero junto con una camiseta y una sudadera.
-Es lo único que puedo darte.- dijo tendiéndole la ropa.

Esperó a que se vistiera y aprovechó a comprobar que llevaba todo. La miró con su ropa,le iba demasiado grande y aun que intentara que no se le cayese era imposible.
-¿Por qué? -preguntó sin dejar de mirarla.

-Debo irme si o si, es mi obligación.- dijo arrastrando las palabras.

Se limitó a estrechar su mano con suavidad y con una débil sonrisa.
-Yo también me voy.- ya eran las siete y no tardarían en venir a por él. Sin más cogió sus cosas sin comentar nada sobre lo último que dijo ella. No sabía si se volverían a ver o no.

Se quedó de pie, en el centro de la habitación con sus pertenencias en la mano. Pasaron cerca de diez minutos desde que Aries abandonó la casa y él seguía sin mover. Un none le sacó de su trance al entrar en la habitación seguido de dos más. Venían a llevárselo a la base.

Bajaron y salieron de aquella casa vieja alejándose. Isaac no había visto el cordón y de haberlo visto tal vez lo habría tomado.
Ya en Moscú fueron al aeropuerto y embarcaron en su correspondiente vuelo, rumbo a Alemania. Tal vez no volvería a Moscú, o tal vez, pero no esperaba volver a encontrarse con Aries en esa ciudad.



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