La Plaza Roja (libre).

Recuerdo del primer mensaje :

Con su gorro de zorro ártico blanco en la cabeza, un grueso abrigo negro y unas botas altas, se encaminó lentamente hacia el puente que conectaba con la Plaza Roja. Nunca había estado en Rusia y menos en Moscú, aunque siempre había querido ir, puesto que era donde supuestamente, se podían encontrar sus padres.
Una sonrisa estaba instalada permanentemente en su rostro, mientras observaba la ciudad desde arriba, observando los tejados de los edificios.
Caminaba con lentitud, parándose cada dos por tres, para observar el panorama desde diferente perspectiva. Su mochila, la que siempre le acompañaba colgaba de un solo hombro, con descuido; si no hubiera sido porque le molestaba al caminar golpeándola ligeramente contra su costado, se habría olvidado de ella por completo.
Se apartó el pelo de los ojos, echándoselo hacia atrás con cierta impaciencia, se apoyó en la barandilla del lado del puente reflexiva, con la mirada un poco perdida y una media sonrisa bailando en su rostro.

Rió.-Suena a hipnotizador, o algo así...-Comentó aunque le hizo caso y le miró a los ojos, quedando "prendada" de sus hermosos ojos azules; le sostuvo la mirada, sin pestañear, tras unos cuantos segundos más de diez, se volvió a sonrojar y se levanto reprimiendo un bostezo.-Gracias de nuevo, encima me facilitas el sueño.-Sonrió y le arrebató la llave de su habitación de las manos.-Si necesitas algo, qué alguien te salvé la vida, pica la puerta.-Dijo y sonrió.-¡Hasta mañana!-Dijo y se encaminó a su habitación, a la vez que él se iba a la suya. Se peleó con la llave de la puerta y la cerradura un tiempo hasta que consiguió abrir; cerró la puerta suavemente y cerró con llave también.
Se acababa de dar cuenta de que todavía llevaba la mochila al hombro, rió de nuevo suavemene, depositándola en el suelo. Abrió la mochila y sacó un pijama infantil de rayas rosas y blancas. Se desvistió y con sueño se metió en la cama, tapándose con las mantas y el edredón, quedándose dormida al instante, con la imagen de los ojos de Alainn en la mente.

Durmió toda la noche; fué un sueño profundo, que nadie hubiera sido capaz de interrumpir. Poco a poco, cuando la mañana ya había entrado; debían ser las once y media, más o menos, cuando Sianne poco a poco comenzó a abrir los ojos. Su primer pensamiento fué, ¿dónde estoy? pero pasados unos cuantos segundos,recordó el día de ayer y no pudo evitar una sonrisa.
Se levantó y dejó la cama sin hacer; fue hasta la ducha y se cambió de ropa por otra muda que llevaba en la mochila, que consistía en vaqueros de pitillo gastados y un jersey grueso negro. Se duchó, etc... y salió al pasillo, sin la mochila y sin cerrar con llave la habitación, pensativa.

-No mucha.-Mintió, pero su estómago la delató rugiendo.-Vale sí...-Dijo fulminando con la mirada a su estómago.

-Lo sé, no se me da bien...-Suspiró pero sonrió mientras se encaminaban al comedor.
Observó su gesto un tanto sorprendida pero después rió.-¡No! Es mi color de pelo... no me gusta mucho, pero las veces que intenté teñírmelo quedó fatal.-Explicó con una sonrisa.

Alcé una ceja observando a aquel tío, de aspecto extraño, miré a Alain y cerré los ojos preocupada.-No quiero dejarte solo, adivinando que vendría a continuación, como poco pelea. Di un paso hacia atrás aunque apreté su mano.-Deberías huir...-Le propuse con los ojos llenos de lágrimas, preocupada.

Le miré a los ojos, intentando descifrar que pasaba por su cabeza, sin resultado, mis músculos se habían tensado, preparados para correr o para defenderme, cosa que no me serviría de mucho, pero bueno...
Él me empujó al ascensor y retrocedió conmigo, pulsó el "botón" de la planta del garaje. El ascensor bajaba lentamente y se me hacían eternos los segundos.-¿Quién, quién es?-Pregunté con un hilo de voz, mirándole a los ojos, con la duda pintada en el rostro.

Tras su explicación lo único que pude murmurar fue.-Qué asco...-Ese tipo de gente, traidores, los odiaba, siempre lo había hecho y por ello me odiaba a mi misma, porque sin querer había traicionado a mi institución; suspiré levemente asumiendo la situación.-Y no no lo probé; ¿armas? pocas pero tengo.-Dije sacando de mi cinturón dos puñales y un revolver.-Solo tengo esto, lo siento.-Musité esperando su siguiente paso.

Reí suavemente, intentando calmarme, sorprendida le miré y después con una amplia sonriesa traviesa señalé con el dedo índice un Ferrari.-Joder con los rusos, como se las gastan, ¿no?-Murmuré divertida.

-Si son todos por el estilo.-Le contesté mientars el abría el coche, abriendo mis brazos en abanico, abarcando con ellos los muchos coches de lujo.-He elejido uno discretito.-Dije entrando en el coche con una sonrisa.

Asentí, sin poder evitar sonrojarme, quitándome una orquilla del flequillo y entregándosela.-Ahí la tienes.-Le dije hechándome el flequillo para atrás, con calma.

Crucé los dedos preocupada, esperando que realmente funcionase. Los segundos pasaban sin que arrancase, hasta que con un suave ronroneo, el Ferrarí arrancó y suspiré aliviada.-Gracias a tú, tecnica.-Dije con una sonrisa torcida pintada en el rostro.

Mientras conducía le escuchó a medias.-No se van a fijar en nosotros.-Dije distraidamente mientras ponía en función su poder mental. Simplemente se concentró en que los miembros del hotel distrayesen al cazador, a la vez seguía pensando elucubrando y encajando piezas en su cerebro. Su entrecejo se frunció y se mordió el labio inferior, concentrada.