Sobre el puente de la Santa Trinidad.

Recuerdo del primer mensaje :

La noche era perfecta. Las estrellas brillaban en el cielo junto a la luna llena que esa noche había. Muy poca gente paseaba por las calles de la ciudad de Florencia, por no decir que apenas había gente, lo único que se movía por allí eran parejas, gatos e Isaac.

E reloj que había sobre una esquina marcaban las diez de la noche. No hacía frío por lo que vestía con unos vaqueros, unas zapatillas de lona, una camiseta y encima una sudadera.
Después de Alemania había decidido ir a Italia, exactamente a Florencia. Su jefe le había dado solo tres días más de vacaciones por lo que las terminaría allí. Esa noche había salido a pasear por las calles aprovechando la buena noche que hacía, y en esos momentos se encontraba el puente de la Santa Trinidad sobre el río Arno.

-¿Qué tienes que darme? -preguntó curioso, pasando por alto la oración que no había concluido Aries.

La miró sin entender de que le hablaba.
-¿Qué cosa es? -cuestionó de nuevo, mientras intentaba recordar de que se podía tratar, pero no consiguió hacerlo.

Se sorprendió bastante al ver aquel cordón, no recordaba haberlo visto en la barandilla de la casa donde se hospedaba. Tampoco se fijo si ella había dejado algo, en ese momento lo único que quería (y que tal vez no lo hubiera admitido) era irse de Moscú.
-Gracias. - respondió en un murmuro, sin apartar la vista de aquel cordón.

Isaac miró la escena en silencio, preguntándose a que se debía que la invitaran a las bebidas que habían tomado. Una vez que Aries fue hasta la salida él fue detrás de ella.
-Había olvidado lo de la ropa.- comentó cuando llegó a su lado.

-Claro, mi hotel no está muy lejos de aquí.- dijo con una media sonrisa y comenzó a caminar.- ¿Qué más has hecho durante este tiempo? -pregunto más suelto.

-Entiendo.- dijo y se limitó a seguir caminando, en silencio.

-Jamás.- respondió con honestidad. Al menos no pensaba en hacero después de vengarse.- ¿por qué lo preguntas?

-Todavía no he pensado en eso, me refiero a lo de estar con alguien y tener una familia.- respondió al llegar a su lado.
En ninguna ota ocasión se había planteado esa idea, puede que tal vez lo haga, pero solo después de vengarse y de asegurarse que con la persona que esté jamás le abandone.- ¿Y tú? -preguntó antes de abrir la puerta

-Si has pensado en estar con alguien -dijo y abrió la puerta de hotel. No entró, solo se quedó con la puerta sujeta.

Cerró los ojos y tomó aire.
-Eres una chica muy linda, cual quiera se fijaría en ti.- dijo mirándola.- Aun así, tienes tiempo, aun eres joven y algún día conocerás a la persona con la que estés destinada.

-Se paciente.- dijo con una media sonrisa manteniendo la mirada en sus ojos que ella había iniciado.No se movió ni dijo nada, solo se quedó mirándola.

Esa preguta le dejó descolocado y ladeó la cabeza, apartando sus ojos verdes grisáseos de los suyos. No sabía que responder, de nuevo el miedo de estar atado con alguien, ya sea de amigos le daba miedo. Esa era la razon por la que no se relacionaba mucho, y menos con chicas, solo por miedo a perderlas.
La única persona con la que realmente había entablado ua relación de amistad, au que era más por trabajo era con su jefe. Otra con la quien había llegado a estar dos días seguidos era Emma, una chica que había conocido en Londres. Ella había sido la primera persona que había logrado que riera, misión fracasada para el resto de la gente que lo había intentado. Y le resultaba difícil estar lejos de ella, al igual que estar lejos de Aries.
Estaba confundido, siempre había intentado no entablar ninguna relación y ahora lo había hecho con dos chicas casi sin darse cuenta. ¿Lo había hecho porqué ya casi no tenía miedo o solo por el simple hecho de tenero yq uería deshacerse de él?